El Chispas y el Guangas eran dos brujos muy poderosos. Llegaron a los Andes, el Chispas por el camino de Guamuez -más exactamente por el rio Guamuez-, el Guangas por el camino de Barbacoas y se encontraron en el centro de los Andes, unos dicen que por el pueblo Males en Nariño, otros que por Guachucal, ahí decidieron enfrentarse para medir su poder y así saber quién era el líder.
Según los abuelos ellos se metieron en una canasta y como practicaban la brujería y tenían mucho poder, se transformaron en tigres y se enfrentaron al ritmo del tambor.
El Chispas y el Guangas eran como dos esencias que se contenían, algo así como dos mitades que no debían separarse, porque poseían las principales cualidades del mundo, las cosas del hombre de cuya relación conflictiva resulta el orden del cosmos con todos sus encantos.
Estos dos brujos trastornaron el mundo por su poder, con su enfrentamiento lo removieron todo, lo que era para arriba quedó para abajo, lo que era futuro quedó pasado, lo que era bueno quedó malo, lo que era para adentro quedó para afuera, lo que era para allá quedó para acá, lo que era para adelante quedó para atrás, lo que era claro quedó oscuro y así sucesivamente.
En la actualidad se ve que el mal quiere reinar sobre el bien, y que cada vez que alguien o algo quieren progresar en lugar de ayudarlo le colocamos tropiezos, se podría decir que la fuerza de estos dos brujos sigue presente y tienen gran influencia en los pueblos, pero los ancestros tienen claro que las personas son espíritus libres y pueden elegir a cuál de las dos fuerzas seguir.